The Devil And Daniel Johnston

20 Aug

El documental sobre el musico de culto Daniel Johnston. Puede que, como en mi caso, sigas pensando que el crudo, sincero y orgánico tipo de música que arroja este ícono del folk lo-fi no termine de convencerte en lo más mínimo, y distará mucho aquel día donde le puedas llamar “genio”, como todo mundo lo hace. Pero este filme por parte del director Jeff Feuerzeig es tan sincero, y labrado con tanto cariño, que no podrás dejar de empatizar con cada uno de los personajes que aparecen en la pantalla, y que han acompañado a Johnston desde su infancia; gente sencilla y común, que claramente no habían sido entrevistados antes, y que recurren al llanto cuando recuerdan los peores episodios de Johnston, todos relacionados a sus problemas mentales, principalmente lo que antes era conocida como la psicosis maniaco-depresiva, hoy en día: trastorno bipolar.

La popularidad de Daniel Johnston, como la conocemos hoy en día, empezó cuando Kurt Cobain anduvo usando por varios días una camiseta con la portada del álbum de Johnston: Hi, How Are You, y a partir de ahí se convirtió en el cantautor más conocido del underground, pero sus creaciones artísticas venían desde más atrás, como un niño precoz y creativo, hábil para dibujar, hasta que en la secundaria “perdió toda su confianza”, como dice su mamá. La degradación de su salud mental es inversamente paralela al ascenso de su carrera musical; Feuerzeig hace referencia al hostigamiento de la madre de Johnston hacia su hijo y como no lo bajaba de haragán, así como los principios Cristiano Fundamentalistas de la señora son el martirio de diario para Daniel. El director no deja de lado esta fuerte influencia religiosa sobre Daniel en esa conservadora comunidad en el estado de West Virginia, pero no lo utiliza como el chivo expiatorio de los demonios con los que carga el músico.

Daniel Johnston de joven

Daniel se escapa de su hogar y se une a la feria, viajando de ciudad en ciudad, hasta que después de tener un pleito con un trabajador del circo, acaba resguardándose en una iglesia de Austin, Tejas. La obsesión de Johnston por la música, especialmente los Beatles, lo llevan a improvisar canciones rudimentarias con un rústico rasgueo en la guitarra acústica, o un torpe golpeo en el piano; graba cassette tras cassette, y se presenta con los escritores de música y los disck jockeys locales, cuenta aún con el ímpetu de un niño inocente. Nadie de sus conocidos le auguran el éxito, y quién puede culparlos realmente…incluso lo supuestamente más elaborado de Johnston, como el reconocido Hi, How Are You, de 1983, supone un genio musical dentro de un chico con problemas mentales. Hay gente que si lo entiende a la primera escucha, como su primer manager Jeff Tartakov, quién de alguna manera representa a los aficionados de Johnston que adoran su música porque logran conectar de una manera muy especial con ella. Tartakov promueve fervientemente a Johnson, llega a ser su aliado más fiel que Johnston lo trata de la patada y llega a recibir los abusos por parte de la maldad oscura que se esconde en los problemas mentales de Johnston…recibe un tubazo en la cabeza por parte del músico que lo deja sangrando, y después es despedido por su “cliente”.

Sin embargo, en una secuencia bien editada, vemos a Tartakov cuando salió el documental (2006), como sigue empaquetando la música de Johnston, enviándola por correo a los compradores, y entregándole a Johnston sus debidas regalías…todo por el amor incondicional que le sigue teniendo a su música. La figura de Tartakov logra convencer al espectador que Johnson no llegó a ser una figura de culto solo porque todo mundo era buena onda con el “rarito”, sino que realmente podía llegar a indoctrinar a seguidores de sus canciones, con la supuesta “cruda honestidad” que sus composiciones poseen.

Daniel Johnston en el 2005

The Devil and Daniel Johnston nos muestra los acercamientos de Johnston con las grandes disqueras, que se pelean por su contrato a principios de los 90’s mientras el músico se encuentra en el manicomio. Los problemas mentales de Johnston llegan a tornarse más siniestros, especialmente después de un concierto que atiende de los Butthole Surfers (donde prueba el LSD por primera vez), y su comportamiento es cada vez más irracional y hasta malvado, hasta que una vez, cuando iba con su padre en la avioneta de este último, Johnston avienta las llaves de la avioneta a medio vuelo, debido a que se creía Casper el Fantasma. Algunos testimonios, como una de sus mejores amigas de Austin, dejan entrever que no todo era inocencia infantil con Johnston, que su enfermedad conllevaba tendencias más oscuras, hasta perversas y violentas…pero Feuerzeig ignora, en su mayoría, este aspecto de la vida de Johnston.

Finalmente vemos a Johnston en el 2006, años después de que su único álbum grabado profesionalmente Fun (1994) fracasó en el mercado. Vive con sus padres, que se preocupan que será de su hijo una vez que ellos no estén.

The Devil and Daniel Johnston es un gran trabajo hecho con cariño, no busca glorificar al artista, o convencernos de que en efecto Daniel Johnston es un genio musical, se enfoca, más bien, en construir su camino a través de cientos de pedacitos, de memorias del mismo Johnston y de los que lo han acompañado por ese camino que no ha sido fácil para él ni para los que lo rodean.

P.S. Aquí la canción “I Had Lost My Mind” de Daniel Johnston, como fue animada para el documental:

3.5 / 5

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