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Km 31 – 2: Sin Retorno

10 Jan

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Una película de terror mexicana que promete al inicio, pero se derrumba en una serie de clichés y una trama demasiado complicada. La secuela de la película original de KM 31 (2007) aparece con este confuso título de KM 31 – 2: Sin Retorno, algunos amigos mencionaban que iban a ver KM 31, teniendo que aclararles que en efecto era la secuela, el poster promocional tampoco ayudaba a esclarecer la confusión, pues de igual manera es confuso; sería bueno prever para una película que tendrá una secuela un título que no termine en un dígito. La historia comienza siete años después de los sucesos de KM 31 y combina la leyenda de La Llorona con elementos fantasiosos del cine de terror asiático, una investigación policiaca y hasta un experto cazafantasmas, eso sin llegar al desenlace, donde de plano salen los monstruos de la alcantarilla y la coqueta película de terror se convierte en un explosivo filme de acción. Los sentimientos angustiantes que logra despertar en el espectador durante la primera media hora se van evaporando hasta terminar en lo risible ya para cuando el desenlace tipo “Alien en el Sistema de Aguas de Cutzamala”, hace su arribo colmando el plato de efectos digitales.

Lemon Films hace buenas producciones, realmente lo creo, la serie Paramédicos es brillante, y la atención al detalle en el diseño de producción de Km 31 – 2: Sin Retorno es de primer mundo. Y disculpen que reincida, pero me sigo encabronando con ese título, es lo que pasa cuando consultas a una docena de focus groups y le das gusto a todos los ejecutivos sentados en una mesa de conferencias, hasta al de contabilidad, y acabas con un espantoso frankenstein de título del que todos quedan mediocremente satisfechos y dicen: “pues bueno”, cuando solo con un par de huevos, el escritor y director Rigoberto Castañeda hubiera podido escoger un título que él sabía es bueno y se acabó; se supone que es el séptimo ARTE, no una nueva pinche soda. Pero decía, la calidad de la producción y la cinematografía, son tan buenas, que hasta Castañeda abusa un poco de su destreza, está la mentada larguísima escena de la cámara recorriendo el interior de una tétrica casona donde suceden los siniestros, y dura algo así como 20 minutos, en serio que he visto películas sobre el cosmos que abren con planos secuencia menos kilométricos, en un momento dado pasa por segunda vez por el ojo de la cerradura de una puerta y me quedé pensando “ey, no habíamos ya pasado por aquí?”…impresionante, sí, pero “too much”. km-31-2-2

En esta entrega el investigador retirado, ahora detective privado, Martín Ugalde (Carlos Aragón), conocido como “el detective brujo”, investiga las abducciones de algunos niños de domicilios ubicados en el corredor Río Mixcoac/Río Churubusco (que básicamente es la misma avenida, y por medio segundo me preocupé, porque vivo a pocas cuadras de dicha arteria de la Ciudad de México, pensé “no, en serio?”), dichos pobres pequeñines incautos son secuestrados en la madrugada por una figura malévola directamente salida del J-horror, ya saben, pelo negro lacio grasoso, gatea por el piso chorreando agua por todas partes, y gruñe como un maldito animal. Cuando el niño de una candidata presidencial, Marina (Verónica Marchant), es secuestrado, el detective brujo es reclutado para la investigación, haciendo equipo durante este proceso con el cazafantasma Nahúm (Mauricio García Lozano) y su niño creepy (Matías del Castillo) que utiliza la telepatía para impulsar el caso, el niño habla de “el hombre que llora en un cuarto blanco”, y entonces el equipo va tras la pista de dicho sujeto. Pero si se dan cuenta, ya vamos varias capas abajo de la simple leyenda de La Llorona. Es como si el escritor y director Rigoberto Castañeda quisiera hacer alarde de lo bien que sabe dominar los diferentes aspectos dentro del género de terror, pero el resultado final sabe a chile con cajeta, o sea al final estamos literalmente viendo escenas con dinamita y grandes represas de agua…donde había quedado el buen gusto?

Lo mejor de todo es que se apueste por el género que nos gusta a tantos, dentro del cine mexicano, debo decir que no soy fan del CGI y por lo tanto son contadísimas las imágenes de ese tipo que me llegan a parecer “buenas”, pero he escuchado que las creaturas CGI que aparecen en esta entrega son de calidad. O sea hubo capital importante que se arriesgó para la realización de KM 31-2: Sin Retorno (ojalá se hubiera refinado un poco más la parte promocional), sin embargo preocupa que al final deje al público general con un mal sabor de boca…no los espanten de verdad!

1.5 / 5

The VVitch

1 Aug

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Una de las peliculas de horror mejor recibidas en los últimos años, La Bruja de Robert Eggers, es un viaje histórico hacia los inicios de la Nueva Inglaterra en el siglo XVII, solo unos años después de la llegada de los primeros pilgrims en el Mayflower, y unos treinta años antes de los juicios en contra de las brujas de Salem. Son los tiempos donde la resistencia de cada familia es puesta a prueba al momento de sembrar sus cosechas y criar su propio ganado, de adorar a Dios con cada poro de sus cuerpos, y de enfrentar las inclemencias de un clima norteamericano inclemente. Eggers, un antiguo director de producción, mantuvo un meticuloso cuidado sobre todos los aspectos estéticos que nos permiten sumergirnos por completo en aquella época, en aquel lugar; siete años de trabajo en preparar el proyecto por parte de un experto de la industria garantizaron que mínimo el filme iba a poder disfrutarse desde un punto de vista de producción…pero como muchos pudimos constatar, el trabajo final cumplió con eso y mucho más.

Quizás promocionada de manera equivocada como una película de terror/horror, los aficionados a los géneros slasher y gore estarán un tanto desilusionados al encontrarse con una película que pretende meterse por debajo de la piel por medio de un delicioso suspenso, labrado a través del suntuoso lente del director de foto Jarin Blaschke y el soundtrack agresivo de Mark Korven. Es el retrato de una familia puritana desmoronándose frente a las inclemencias de la naturaleza y a sus fervientes paranoias religiosas, pero Eggers no deja sobre la mesa un tratado psicológico sobre la disfuncionalidad familiar, le inyecta al ambiente una maldad ominosa que se esconde en el bosque y en el alma de cada miembro de la familia, especialmente (y de manera aún más espeluznante), dentro de los niños. Una fuerza malévola que se siente tanto antigua como sabia, se insinúa al principio y finalmente…pues hay que ver el filme.

La cabra "Black Phillip"

La cabra “Black Phillip”

La Bruja lleva el subtítulo de “Una leyenda de la Nueva Inglaterra”, o “Un cuento de la Nueva Inglaterra”, si usted así lo prefiere; Eggers se ve al mismo tiempo fascinado y atemorizado por la época que decidió reconstruir, basándose en antiguos recuentos de primera persona y documentos históricos. Los encuadres de Korven son clásicos, simétricos y a la luz de la vela en los interiores, cual pintura antigua de Rembrandt (o que también recuerda a Barry Lyndon de Kubrick), la mayoría de la acción requerida fue insertada en edición. El amplio uso del claroscuro le da un aire sombrío a la vida familiar y es claro que Eggers se ha sentido intrigado desde el principio por la solemnidad de la vida colonial. Sin embargo contrapone lo cotidiano de las actividades de una granja con las maquinaciones de fuerzas sobrenaturales, malévolas, que acechan a la familia desde el bosque. Esta es aquella historia, una de tantas, a las cuales se aluden en cuentos, historias, y trabajos cinematográficos, finalmente es aquella historia de “hace muchos, muchos años, donde cuenta la leyenda que ocurrió lo siguiente”, seguido por el recuento de algún terrorífico relato de antaño. Las (pocas) libertades fantasiosas y que incorporan elementos sobrenaturales vienen señaladas de antemano en el subtítulo del filme…por más inverosímil que parezca, Eggers nos advierte que estamos a punto de ver “un cuento”.

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En un decrépito salón de madera, el consejo de un antiguo pueblo americano se encuentra en pleno proceso de juzgar a William (Paul Ineson), quien con una voz que retumba como si fuera la de un enfurecido dios, niega a ceñirse a las tradiciones “liberales” (según él) del resto de estos puritanos. Habrá que ser muy persignado para que finalmente lo expulsaran del pueblo a uno con todo y familia por ser demasiado ortodoxo con su religión. William, su esposa Katherine (Kate Dickie, y por cierto, ambos miembros del mundo de Game Of Thrones), la hija mayor Thomasin (Anya Taylor-Joy), el hijo de en medio Caleb (Harvey Scrimshaw), y los dos gemelos menores Mercy (Ellie Grainger) y Jonas (Lucas Dawson) son obligados a abandonar el pueblo y asentarse en las afueras de un bosque lejano. Las cosas no marchan bien cuando el nuevo integrante de la familia, el bebé Samuel, desaparece literalmente debajo de las narices de Thomasin cuando jugaban a las afueras del bosque. El bebé no había sido bautizado y William, motivado por su extrema devoción, les explica de la mejor manera a los menores que el bebé ahora tendrá que arder en el infierno, como tiene que ser.

Al estilo de Antichrist, un animal metichón, en este caso un conejo, se aparece de vez en cuando para observar a la familia

Al estilo de Antichrist, un animal metichón, en este caso un conejo, se aparece de vez en cuando para observar a la familia

Es recurrente el sentimiento al ver esta película que el fanatismo religioso de esta familia, más que ser un aliciente espiritual, es un tipo de salsa del terror que vuelve cualquier conflicto en una casa del horror. La película de Eggers arremete contra el sentimiento de vulnerabilidad del espectador con criaturas diabólicas que se esconden en los exteriores boscosos, pero que dentro del seno familiar empiezan a carcomer la confianza que existe entre ellos. William, Katherine, y los niños, han sido completamente fieles a Dios, pero ahora él le ha arrebatado a su miembro más indefenso, y sienten que fuerzas malignas los acechan para hacerles cosas horribles. Esto desestabiliza mentalmente a los personajes y empieza la paranoia entre ellos.

La joven adolescente Thomasin, en ciernes de convertirse en mujer, es el blanco de desconfianza por parte de la madre Katherine y de los gemelos más chicos, quienes juran que la cabra Black Phillip, uno de los animales de la granja, les ha contado que Thomasin es una bruja. La hija mayor tampoco ayuda a su causa al jugar con los niños a pretender que en efecto es una bruja. Los deseos sexuales instintivos del niño Caleb recaen sobre la joven también, a quién se le ha empezado a desarrollar su cuerpo de mujer; y la desconfianza, o de plano envidia, de la madre Katherine, quien culpa a Thomasin por prácticamente todas las desgracias de la familia, causan que trate de convencer a William de que la vendan en el pueblo por una lana.

Es incierto si las imágenes del abductor o abductora del pequeño Samuel son parte de la realidad, objeto de la imaginación de los miembros de la familia o de nosotros mismos como público (según Eggers), lo que si vemos es una figura encapuchada corriendo por el bosque con el bebé para después sacrificarlo como parte de un grotesco ritual satánico. De entrada Eggers nos enseña un poquito más la pierna que la tan criticada El Proyecto De La Bruja De Blair, la cual dejó a miles de desesperados esperando a que apareciera la dichosa bruja, se habla de The VVitch como un ejemplo de recato en su dirección e insinuación en su terror, pero créanme que muchas otras películas independientes también han logrado asustar a su audiencia enseñando mucho menos. No impacta visualmente como por ejemplo Antichrist de Lars von Trier, pero si comparte algunos recursos estilísticos con aquella obra donde la interacción entre el hombre y la naturaleza es bella pero siniestra.

Para cuando desaparece el hijo Caleb al tratar de ir a cazar al bosque, debido a la falta de comida que él escucha es un problema constante en su familia, Eggers destapa a la bruja del bosque…o vuelvo a repetir, quizás es una meta-interpretación de lo que pudo haber pasado; Thomasin había acompañado al niño en su aventura, haciéndose presente en una desgracia más. El niño regresa un par de días después, en estado catatónico después de un (posible) encuentro erótico con la presunta bruja del bosque, la familia lo reconforta en su cama donde los monólogos del niño cada vez se vuelven más exóticos y espeluznantes, asemejando lo que le sucede a la víctima de un exorcismo.

El director Robert Eggers, en el set

El director Robert Eggers, en el set

De aquí en adelante la trama de The Witch le mete duro a las emociones, en lo que es una creciente serie de sucesos inexplicables y bizarros. Cabe mencionar que es interesante notar como algo tan risible como la cacería de brujas, o quema de brujas, o los juicios de Salem, eufemismos utilizados hoy en día para situaciones que parecen sacadas de Ripley, son reproducidos por Eggers de una manera real y convincente, nos hace sentir la desesperación y miedo de que un día eras una niña normal y al siguiente te están aventando al lodo al mismo tiempo que te llaman bruja, por más que tratas de explicarles que no es cierto, y así es como empezaban esos martirios.

El final de esta película es uno de los más memorables en últimos años, por lo menos dentro del género del terror, donde sabemos que se esmeran en entregarnos un gigantesco WTF al final de la función, como por ejemplo acá y acá (básicamente cualquier película sudcoreana de horror), pero en La Bruja, estás al mismo tiempo pidiéndole a Eggers que tome ese paso hacia al abismo y al mismo tiempo que no lo haga, no vaya a ser que se desprestigie la obra. Solo diré al respecto que el verdadero significado del título de la película se revela en las últimas escenas, al igual como lo hizo en su momento el clásico del cine italiano Ladrones De Bicicletas.

Veremos que nos depara a los nuevos fans de Robert Eggers en el futuro (y de la actriz Anya Taylor-Joy, o sea Thomasin, también), The VVitch es un trabajo lleno de pasión en su producción, recato y buen gusto en su lente y huevos en su trama, arriesga porque Eggers sabe que los críticos lo considerarían de demasiado buen gusto como para dejar que la trama explotara en el final, así que nos volteó a todos de cabeza. Pero no es nada más el final lo que merece aplauso, es una película diseñada para disfrutarse desde el primer momento, es finalmente una de aquellas historias antiguas que tienen muchos secretos por contar. Odio terminar con el cliché de que no es una película para todos, de que no es horror en el sentido de que hay mucha sangre, mucho gore, de que es aburrida…si le tratan de poner una etiqueta a este filme, en efecto, será difícil y pasarán un mal rato, si solo les gusta disfrutar del buen cine, entonces, provecho.

4 / 5