Goodfellas

27 Dec

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Es este el punto álgido de Martin Scorsese? muchos dicen que si, aunque personalmente yo me quedo con el Scorsese de Raging Bull. Pero haber vuelto a disfrutar esta épica cocainómana en la pantalla grande me hizo apreciar el dominio que tiene el director sobre el ritmo de sus películas. Temía que Buenos Muchachos (título en español) hubiera envejecido mal en estos últimos años, pero para mi deleite (y sin duda la pantalla grande habrá ayudado bastante) la película sigue tan energética y vital como la primera vez que la vi, si acaso, haberla visto en comunidad, como parte de un público (sala llena, ni más ni menos), me percaté de que era mucho más graciosa de lo que yo me acordaba, porque el público reía constantemente, y no solo en las escenas que todo mundo sabemos son las chistosas.

La trama abarca desde 1955, cuando el joven Henry Hill (Christopher Serrone es Henry de joven, Ray Liotta es Henry de adulto) empieza a rozarse con los gangsters italo-americanos de la cuadra, para el desagrado de sus padres (el cliché que también sería tomado por De Niro para una de sus dos direcciones, A Bronx Tale). Henry sube los rangos con la edad y empieza a trabajar para el mafioso irlandés Jimmy Conway (Robert De Niro) ejecutando robos de mayor categoría, hasta llegar a robos multimillonarios, en compañía de otros mafiosos y su compañero principal Tommy (Joe Pesci), un chaparrito violento e iracundo, cual típico personaje de Pesci. Henry encuentra el amor en la bella Karen (Lorraine Bracco), y junto con ella, disfruta de las mieles extravagantes del crimen organizado, alcanzando su sueño de “ser alguien”. El crimen, siente Henry, lo validan y justifican su existencia en esta tierra. Esa sensación de importancia, junto con la adrenalina de la vida riesgosa es lo que le da sentido a su vida.

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Scorsese y el elenco principal

Pero Scorsese no es adepto a vanagloriar el estilo de vida de sus personajes criminales sin eventualmente conducirlos a la ruina, y no es spoiler, así ha sucedido en todas sus tramas criminales, incluyendo la última de The Irishman. El punto de inflexión es cuando son sentenciado por diez años Henry, Jimmy y el jefe Paulie (Paul Sorvino), y aunque viven (y comen) como reyes en la carcel, Henry se ve obligado en participar en el negocio de las drogas ilícitas para seguir percibiendo un ingreso. Esto a pesar de las graves advertencias del meticuloso Paulie, quien no quiere atraer la atención de la policía federal, y tener a toda la familia criminal hostigados por el FBI.

Al ver esta película en la pantalla grande por primera vez, disfrutándola en comunión, me di cuenta, o creo que se me había olvidado, de lo tremendamente graciosa que es, como por ejemplo la escena de la mamá de Tommy con los muchachos, y como ellos admiran el cuadro que ella acaba de pintar, hubo grandes carcajadas para esta escena. Pero por toda la diversión y el “glamour” de gangsters de la cuadra, que podemos ver en la película, no estaría en contra de aquellas personas que sientan que los personajes de Buenos Muchachos están vacíos, no solo moralmente, pero vacíos en general, porque, realmente cual es la motivación de Henry? solo ser un ladronzuelo con algo de varo?. Jimmy y Tommy son graciosos, violentos, pero de igual manera parece que solo buscan algo de dinero.

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Jimmy con el joven Henry y Tommy

El trabajo de la confidente de Scorsese en la edición, Thelma Schoonmaker, se hace presente con su estilo precoz de edición, especialmente cerca del final del filme, cuando Henry no solo vende las drogas, sino las consume también, y su mundo se descose entre los enervantes, Karen, su amante, y otros familiares, todo acompañado de un sonido de helicóptero del FBI que monitorea cada paso que da fuera de su casa. Las cámaras giran, igual que el mundo de Henry, la edición es rápida, y la música es estridente, Scorsese nos lleva de la mano por el torbellino de vida que lleva el paranoico Henry, acercándose a su final.

Goodfellas es extremadamente divertida y caótica, un ejemplo claro del estilo Scorsese cuando el director quiere divertirse, los personajes pueden sentirse como algo vacíos, pero haber vuelto a repasar este clásico me permitió deshacerme de uno de mis temores: esta película no ha envejecido de mala manera, sigue tan fresca, vital y graciosa como lo fue por primera vez en 1990.

P.S. Aquí la mencionada escena del cuadro de pintura:

4 / 5

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